Desde la antigüedad y especialmente en la medicina oriental, cuando se decía que alguien gozaba de buena salud, simplemente significaba que no tenía enfermedades.

Como muchas otras palabras que se usan todos los días, la palabra salud también se ha distorsionado un poco. Una persona se considera saludable cuando está sana tanto mental como físicamente.

Cuando hablamos de bienestar, generalmente nos referimos a aspectos más generales que involucran emociones, la parte intelectual y espiritual e incluso la parte social.

Podríamos decir que el bienestar es una consecuencia de mantenerse saludable, ya que si constantemente gozamos de buena salud y no tenemos enfermedades, también tendremos una sensación ininterrumpida de bienestar.
Se trata de sentir que llevamos una vida armoniosa al menos en los aspectos que consideramos más importantes.

A menudo pasamos nuestra vida cotidiana rápidamente, rodeados de numerosas distracciones externas y profesiones que a menudo no nos permiten vivir plenamente el momento presente y dedicarnos tiempo a nosotros mismos, dejando así el cuidado de nuestro cuerpo y mente en un segundo plano.

Todo el mundo sabe que, en la sociedad actual, estamos expuestos a niveles altos y constantes de estrés; Si en estos momentos no somos fuertes física y mentalmente, tales factores podrían amenazar y afectar negativamente nuestra salud, convirtiéndose en diferentes tipos de trastornos o enfermedades mucho antes de lo que pensamos.

El concepto de salud está directamente relacionado con este punto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como «un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de trastornos o enfermedades».

Hay tres aspectos fundamentales, correspondientes a los tres niveles de bienestar definidos por la OMS, que si ponemos en práctica regularmente, nos permitirán alcanzar un mejor nivel de salud y bienestar, completo y sin demasiado esfuerzo.

1. Nuestro cuerpo

Cuidar nuestro cuerpo es esencial. Cuánto te amas a ti mismo se refleja en tu cuerpo y tu salud física. Datos simples como hidratarnos todos los días, incluir porciones de frutas y verduras en nuestra dieta, someterse a chequeos preventivos de salud son signos de que realmente nos amamos y nos cuidamos.

Por otro lado, realizar actividad física, incluso una caminata vigorosa durante 20 minutos al día, fortalece enormemente nuestras defensas inmunitarias y activa la liberación de endorfinas, directamente relacionadas con nuestra autoestima, la eliminación del estrés y por tanto una mayor sensación de bienestar interior.

2. Nuestra mente

Cuidar nuestra mente es tan importante como cuidar nuestro cuerpo. Dado que la mente y el cuerpo son uno, la salud también puede verse como un estado interno.

Darnos un espacio de conexión con nosotros mismos, en el que cultivemos el descanso, apreciemos lo que somos y tenemos y tengamos claro nuestras fortalezas, son poderosos factores protectores que afectan directamente a nuestra salud y nos revitalizan día tras día.

3. Nuestras relaciones

Como seres humanos, nuestra esencia es la interacción con otras personas. Por eso, darnos tiempo para distraernos, divertirnos con amigos, familiares y seres queridos nos ayuda a salir de nosotros mismos, a desconectar de los problemas y a cultivar los afectos que son tan necesarios para saber que no estamos solos y contar con una red de apoyo que nos ayude y nos haga compañía cuando lo necesitemos.

Basta con cambiar algunos hábitos para disfrutar de una vida plena y saludable. Algunos cambios simples como corregir la postura, cambiar su dieta, cultivar su intelecto o cuidar sus emociones tendrán un efecto positivo en su salud y bienestar. Veamos cómo hacerlo con estos sencillos consejos.

Presta atención a tu dieta

Existe un vínculo importante entre la nutrición y la salud. Alimentarnos adecuadamente tiene un gran impacto en nuestra calidad de vida: significa proporcionar a nuestro cuerpo todos los nutrientes que necesita para su óptimo funcionamiento y, además, nos ayuda a controlar nuestro peso, reduciendo el riesgo de enfermedades como la obesidad y los riesgos asociados a ella como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 o el colesterol alto.

Toma nota de estos sencillos hábitos que te ayudarán a comer sano:

  • Haga que la variedad de frutas, verduras y granos enteros sea la base de su dieta. Recuerda que es recomendable consumir 5 raciones de frutas y verduras al día. Puede hacer esto con recetas innovadoras y simples que hacen que la comida saludable sea rica y divertida.
  • Coma siempre a la misma hora. Sabemos que esto puede ser complicado debido a nuestro estilo de vida, pero deberías intentarlo. Saltarse una comida a menudo crea un efecto dominó, causando que se consuma mucha más comida de la que se necesita en la próxima comida.
  • Desayunas todos los días. El desayuno proporciona a nuestro cuerpo la energía que necesita para estar activo durante la mañana y, además, ayuda a prevenir la ingesta excesiva de alimentos durante el día.
  • Evita picar entre comidas principales o, si lo haces, elige snacks saludables, como frutos secos o una pieza de fruta que, además de saciarte, aporten nutrientes esenciales para tu organismo.
  • Reducir el consumo de sal y azúcar: ambas sustancias se encuentran en exceso en los alimentos procesados, por lo tanto evitar, ya que aumentan en gran medida el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
  • Mantén tu cuerpo hidratado: se recomienda beber dos litros de agua al día. El agua ayuda a eliminar toxinas, ayuda a la digestión y previene el estreñimiento. Un consejo que puede ayudarte es añadir a tu botella de agua unas rodajas de pepino o limón, que aromatizarán el agua y facilitarán su bebida.
  • Sustituye las grasas saturadas por grasas insaturadas: minimiza tu consumo de grasas ultraprocesadas y opta por alimentos con grasas insaturadas como el salmón, los aceites vegetales, los frutos secos o ciertos tipos de semillas.

Estos consejos, combinados con el uso de suplementos alimenticios que pueden estar libres de toxinas y retención de agua, realmente pueden marcar la diferencia para lograr el bienestar físico total.

Hacer deporte

La salud y el deporte están estrechamente vinculados, de hecho podemos decir que el deporte es uno de los pilares para tener un estilo de vida saludable. Si crees que no tienes tiempo o que tu estado físico no es el adecuado, no te preocupes. El deporte está al alcance de todos. La actividad física diaria moderada y a largo plazo, como caminar a buen ritmo durante 20-30 minutos, tiene numerosos beneficios para la salud:

  • le ayuda a controlar el peso;
  • ayuda a controlar el azúcar en la sangre y reduce el riesgo de enfermedad coronaria;
  • promueve la calidad del sueño;
  • reduce el riesgo de muerte prematura;
  • Aumenta la autoestima y ayuda en el tratamiento de la depresión.

Toma nota de estos consejos para incluir el deporte en tu rutina de bienestar:

  • Comience por moverse con pequeños cambios en su vida diaria, por ejemplo, suba las escaleras en lugar de tomar el ascensor.
  • Si te sientas durante muchas horas, levántate cada hora y camina un poco para mantener tus músculos activos.
  • Aumenta gradualmente la intensidad del deporte que practicas. Aprende a escuchar a tu cuerpo y trata de no forzarlo.
  • Elige el equipo adecuado para el deporte que practicas. Un buen calzado y ropa transpirable son indispensables.

Cuidado con el alcohol

El abuso de alcohol se asocia con más de 200 patologías y el desarrollo de trastornos mentales y del comportamiento.

Si consumes alcohol, lo mejor es hacerlo de forma moderada, es decir, no tomes más de un vaso de cerveza o vino al día si eres una mujer adulta o un hombre mayor de 65 años, o más de dos si eres un hombre adulto menor de 65 años.

Dejar de fumar

Fumar está relacionado con numerosas enfermedades, desde cataratas en los ojos hasta cáncer, cuyo riesgo se duplica en aquellos que tienen este hábito, y se cuadruplica en los fumadores empedernidos. Además, es responsable de más del 90% de las muertes por enfermedades pulmonares obstructivas crónicas y aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y problemas cerebrovasculares. Si fumas, debes ser consciente de que, además de dañar gravemente tu salud, también estás perjudicando la salud de quienes te rodean, ya que inhalan pasivamente el humo del cigarrillo y todas sus sustancias tóxicas.

Dejar de fumar es siempre una buena decisión para su salud y la de sus seres queridos. Además, también mejorará el aspecto de tu piel (confirmando que la salud y la belleza van de la mano), ya no tendrás aliento subiendo escaleras, el olor de tu ropa será mucho más agradable y mejorará tu sentido del gusto y el olfato.

Cuida tu higiene

Incluso si no puedes verlos, todo a tu alrededor está lleno de microorganismos, y algunos de ellos son capaces de causar enfermedades. Por eso es muy importante mantener una buena higiene personal y limpieza de la casa. Algunos consejos básicos son:

  • Lávese las manos cuando llegue a casa, antes de comer y cuando haya estado en contacto con animales.
  • Tomar una ducha diaria, en particular, es importante hacerlo después de hacer ejercicio, ya que sudamos y entras en contacto con las bacterias presentes en las superficies que hemos tocado.

Descansa bien

Todas las funciones de nuestro cuerpo están influenciadas por la falta de sueño: desde los sistemas hormonal, inmunológico o respiratorio hasta la presión arterial o la salud cardiovascular. Además, varias investigaciones indican que no dormir lo suficiente puede aumentar el riesgo de obesidad, infecciones y enfermedades coronarias. Las horas de sueño recomendadas generalmente dependen de la edad, desde los recién nacidos que duermen mucho hasta una reducción gradual con la edad.

Para dormir mejor, te aconsejamos que practiques estos buenos hábitos:

  • Tenga una hora regular para acostarse y despertarse.
  • Comience una rutina antes de acostarse. Pueden ser acciones simples como cepillarse los dientes, bañarse o leer.
  • Practique ejercicio físico, pero trate de no hacerlo justo antes de acostarse.
  • No tome estimulantes como café u otras bebidas con cafeína después de las cuatro de la tarde.
  • Duerma con ropa cómoda, en una habitación oscura y tranquila.

A veces, el sueño perturbado puede ser dado por una condición llamada apnea obstructiva que implica interrupciones en la respiración durante el sueño.

Esto se debe a una obstrucción o colapso de las vías respiratorias superiores, mientras que el cuerpo lucha por respirar.

En esta situación, los pulmones intentan expandirse, pero no tienen éxito porque hay una obstrucción del paso del aire a nivel del tracto respiratorio superior.

Esto provoca ronquidos, así como una intensificación de la frecuencia cardíaca, la disminución del oxígeno en la sangre, el aumento de la presión arterial tanto a nivel general como a nivel pulmonar y la superficialización del sueño.

No te olvides de tu salud mental

Como vimos al principio de este artículo, el bienestar mental es una parte fundamental de nuestra salud. La salud mental y física están estrechamente vinculadas, porque si algo está mal con la primera, también tendrá un impacto negativo en la segunda y viceversa.

Hoy sabemos que el estrés se asocia con un estilo de vida menos saludable, lo que conduce a adicciones al tabaco y al alcohol y a una peor nutrición. Es muy importante que cuides tu mente tanto como tu cuerpo. Aquí hay algunos consejos que pueden ayudarlo a hacer esto:

  • Los seres humanos son seres sociales, así que nutre tus relaciones interpersonales con familiares y amigos.
  • Aprenda a pedir ayuda cuando la necesite.
  • Descansar, comer bien y hacer deporte, por todos los beneficios que, como ya hemos explicado, conllevan.
  • Evalúate y acéptate tal como eres.
  • Tómese unos minutos al día solo para usted. La meditación es un buen recurso para mejorar el bienestar mental.
  • Establezca metas, porque tener motivación a largo plazo promueve la salud mental.